jueves, 3 de diciembre de 2009

Algo mas que una pregunta.


El fútbol se puede ver desde muchísimos puntos de vista. Tenemos a los que quieren equipos campeones, otros se conforma con formar y educar a dichos jugadores, etc....... Ayer viví en primera persona unos de los momentos mas anormales que me podía pasar.
Un crío de 9 años al finalizar el entrenamiento me llama a parte y me formula la siguiente pregunta. ¿Entrenador, por que ahora no entreno contigo?
Delicado momento, donde la rabia de un entrenamiento, la tensión que traes, todo se viene al garete. Que forma de contestar debía escoger, sabiendo que, todo lo que tiene lo da en los entrenamientos y en los partidos. Que su ser o no ser en un partido, depende de otro jugador, que la magia de su fútbol no esta llamada a llenar gradas o portadas deportivas. Que su juego es sencillo como su edad, que el si o el no para el graderío depende de cómo caiga tu padre al resto de la grada.
En tan solo una pregunta se me vino a la memoria las cuatro temporadas que llevamos intentando divertirnos y divertir a nuestros progenitores en un mundo en el cual puedes pasar de la gloria al infierno en tan solo 7 días.
Estos crios en su diversión semanal no deberían de pasar por estos transes, ellos son el producto de una sociedad donde se marca con el tu si o el tu no. Donde el mismo padre eleva el potencial del hijo por la simple razón de jugar en un u otro escalón. Donde la misma federación hace escalones para que los propios clubes ganen o pierdan categorías con crios de 9 años que aun hay que agarrarles de la mano para cruzar una vía pública. Si le preguntas al crío donde, seguro que lo primero que nos dice. -Papa yo quiero jugar al fútbol-.
Una simple pregunta un miércoles por la tarde, el momento en el que ellos solo piensan en el nombre en el que voy a nombrar. Yo lo cambiaria por el ser o poder jugar una semana mas.
Una pregunta que me hace pensar que aquellos chavalines de 4 años van creciendo, que se van haciendo mayor, y que en el si o el no, necesitan una explicación.
Una simple pregunta para un adulto y un montón de miedo merodeando por la cabeza para poder formular la misma pregunta un jugador de 9 años. Cuantas horas han tenido que pasar para poder saltar el muro que rodeaba la figura del entrenador, un jugador que me devuelve la esencia de este vendito deporte, una pregunta que implica el grado de compromiso, el estar o no estar, el pasarlo mal por jugar o no jugar,,,,,, una pregunta que debería de valer muchas convocatorias..................

Vosotros diréis..................

Un saludo y nos vemos........................

1 comentario:

Antonio Garc´´ia dijo...

¡Si desde pequeño hubieramos tomados decisiones . . .!

DECISIONES INFANTILES

Las decisiones son algo presente en la vida de todas las personas, de hecho, la vida es un cúmulo de decisiones de todo tipo y sujetas a cualquier aspecto. Las personas somos la suma de las experiencias y las decisiones, cuanto más avanzamos en la vida, en la mayoría de casos más sabemos qué decisión adoptar. Por ello, es importante que las decisiones infantiles se inicien desde pronta edad (se entiende que hablamos de decisiones cotidianas) y que los padres no controlemos todo aquello que rodea a los hijos con el propósito de protegerles al máximo.
Las decisiones infantiles son muy beneficiosas y se asocian a conceptos como la responsabilidad y la comprensión, gracias a ellas los niños maduran y crecen intelectualmente. Un niño que decide suele ser más responsable y organizado, además se esfuerza mucho más en hacer lo correcto cuando sabe que sus padres confían en él. Obviamente, los niños pequeños no están preparados y los padres debemos ayudarles a tomar esas decisiones encaminándoles hacia las más correctas y acertadas. En las decisiones infantiles los padres podemos proporcionar toda la información sobre las opciones existentes y las consecuencias que se derivarán, pero al final, quien debe tomar la decisión será el niño.

Es interesante que los padres desechen la idea de que los niños no pueden tomar decisiones, seguramente, dando la oportunidad a los niños podremos darnos cuenta de que sí pueden decidir, aunque como hemos dicho, facilitando el camino. Depositando confianza en el criterio infantil y en las decisiones infantiles se logra que los pequeños adquieran una imagen positiva de sí mismos con mayor autoestima y sintiéndose más queridos y valorados.
Cuando se pretende controlar todo lo que gira en torno a los niños y se les dice continuamente qué es lo que tienen que hacer, sin permitirles que se equivoquen, no se desarrollan psicológicamente e intelectualmente como lo harían otros niños que sí deciden sobre la ropa que les gusta, lo que prefieren hacer o lo que les gusta ver. Recordemos que aunque se equivoquen, no pasa absolutamente nada y en cambio aprenden una gran lección que es parte de su educación.
Del mismo modo que las personas mayores cometen errores y cuando se dan cuenta intentan rectificarlos, los niños hacen lo mismo, tomar una decisión errónea les ayuda a aprender a rectificar y por tanto a madurar, en un futuro los problemas cotidianos los resolverán con mucha más facilidad. Otro aspecto interesante a tener en cuenta es la implicación de todos los miembros de la familia en una decisión, comentar con los hijos una decisión sobre dónde iremos de vacaciones, qué televisión vamos a comprar, etc., les enseña qué valores y criterios se adoptan y ellos terminan trasladándolos a sus decisiones. Existen muchos modos de fomentar las decisiones infantiles y es respondiendo a sus cuestiones con una pregunta cuya respuesta está implicada en la misma pregunta, es como decir blanco y en botella ¿qué es?, él decide y contesta.
Por último quisiera destacar que frente a las decisiones infantiles y los errores o equivocaciones que se produzcan, los padres deben interpretar que son lecciones aprendidas y nunca se les debe recriminar, ellos se dan cuenta de sus errores y no es bueno reprender la equivocación, recordemos que en el aprendizaje es fundamental la equivocación. Un buen jugador de ajedrez debe perder miles de partidas para llegar a ser un campeón. Por el contrario, cuando un niño acierta en su decisión es bueno reconocerlo y mostrarle que valoramos su acierto, los padres debemos ser su soporte siempre, tanto en los aciertos como en los errores.
¡Espero os haya gustado!