martes, 12 de mayo de 2009

Cuando la motivacion se transforma en presion.


Los padres cargan con el niño que cada uno tiene adentro, con los deseos, anhelos y necesidades que en su momento no pudieron satisfacer. Para algunos de ellos, el hijo llega para cumplir aquellos deseos que entonces no pudieron ser satisfechos. Los padres se identifican con sus hijos como una prolongación de si mismos, convirtiéndose el niño en una extensión de los padres, los que comienzan a definir su propia autovaloración en términos del éxito que su hijo pueda alcanzar (Willians, 1991).
Existen tres tipos de padres:
• Padres indiferentes: son los que poco se preocupan por sus hijos, no se interesan por lo que ellos desean o necesitan.
• Padres equilibrados: son los que se preocupan por sus hijos, confían en los entrenadores, no exigen ni presionan y disfrutan de ver a sus hijos jugar.
• Padres sobreprotectores: son los que presionan, obligan e invaden áreas que le corresponden al entrenador.

Si escuchamos luego de un partido que un padre le pregunta a su hijo: ¿ganaste? En vez de ¿te divertiste?, ya sabemos a que categoría de padre pertenece.
Un padre o madre debe ser eso: padre o madre antes, durante y al finalizar las competiciones. Al mostrarse motivados y seguros, los niños percibirán esas sensaciones y las interiorizaran en ellos mismos. La función de los padres es hacer hincapié en el comportamiento, la educación y la disciplina, que son los valores realmente importantes y los que deben trasmitir a sus hijos.
Si usted quiere un campeón en su familia, vaya y entrénese. Mientras tanto deje que su hijo disfrute y juegue feliz.

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