martes, 12 de abril de 2011

LA ASIGNATURA DEL FUTBOL


Hoy surfeando por internet en busca de cosas interesantes para seguir regando algo que construir he encontrado  la web del Romo CF, he encontrado una historia que me gustaría compartir con todos vosotros. En la cual me siento identificado en muchos de sus puntos.
“En el caso del cultivo de la afición del futbol, cuando decidimos que la aprendan y desarrollen en una escuela de futbol, debemos tener siempre claro que va a ser como una asignatura más. Asignatura en la que se les va a enseñar año tras año, la base, la técnica, la estrategia, las normas y todos los entresijos de la materia distribuidos en diferentes niveles. Al mismo tiempo y durante estos años, los alumnos (los juadores) aprenderán todo esto y además se les exigirá respetar a sus compañeros y rivales, ser solidarios, comprensivos y disciplinados, valorar su esfuerzo y el de los demás y conocer cómo trabajr en equipo. Todos estos valores y virtudes, si las aprenden y las aplican, formaran un pilar básico, sólido e importante en su educación como personas. Los profesores de esta asignatura (entrenadores-monitores) deben actuar por tanto, como enseñantes y como educadores. Enseñar para ellos, no supondrá una excesiva complicación, pues muchos de ellos estarán en posision de títulos de capacitación o tendrán una muy buena formación y aplicaran con sus alumnos los métodos y practicas aprendidios. Pero lo que realmente les supone autentico esfuerzo –tanto o más que a los propios padres- es actuar como educadores, pues deben de conocer perfectamente las características y sensibilidades de cada alumno o jugador y aplicar formulas personalizadas de estimulación y de corrección de conductas para conseguir el máximo rendimiento en la asignatua y en su maduración personal.
   Un aspecto que puede tener su importancia es el establecer un numero optimo de alumnos por clases (equipo de futbol), con el fin de conseguir una buena estabilidad y sintonía en el grupo e implicar más a los alumnos favoreciendo su participación activa en la consecución de resultados. Lo que quiero decir es que si el equipo se examina todos los fines de semana en los partidos de competición, se conseguirá mayor implicación de los jugadores cuanto mayor sea su posibilidad y el tiempo de participación y ésta puede depender en cierta medida, no sólo de lo que se esfuercen en la clase (entrenamientos) y de sus cualidades innatas, sino también del número de integrantes del grupo y de su sintonía con el profesor. Por ello, creo que es labor de los responsables deportivos del colegio (Club) el establecer en cada clase el número ideal de alumnos para conseguir ese equilibrio interno del grupo para que funcione perfectamente. A veces creemos que teniendo más jugadores de los estrictamente necesarios vamos a conseguir mejores resultados, pero sin embargo, lo que conseguimos es favorecer el fracaso escolar, es decir el abandono de alguno de los jugadores, casi siempre de los que menos tiempo juegan o participan en la consecución de resultados. El hecho por tanto, de no dar con el número óptimo de jugadores por equipo, junto con la dificultad que muestran los entrenadores (educadores) para aplicar fórmulas personalizadas de estimulación, junto con la propia personalidad del jugador, hace que algunos de éstos tiren la toalla y abandonen muchas veces a la primera de cambio. Y cuando esto sucede los responsables del Club junto con el entrenador y los padres siempre deben de analizar qué es lo que se ha  hecho o al menos cuáles pueden ser las causas, del fracaso escolar para intentar corregirlas o al menos comprenderlas.
Muchos abandonos se producen sin que haya habido verdadero diálogo entre los padres, entrenador y Club y sin que haya habido intentos serios de reconducir errores que se hayan podido cometer por parte de todos y que pueden discutirse con profundidad. Al final y dependiendo con quien hables, siempre prima la búsqueda de culpables cuando en realidad había que haber buscado errores cometidos y soluciones a los mismos. Siempre tengo la sensación ante la posibilidad de abandono que ni se ofrecen (por parte del Club) ni se buscan  (por parte de los padres) seriamente segundas oportunidades, pues no se superan determinadas conductas en las que las descalificaciones mutuas suelen ser la tónica de los diálogos.
Al final de curso, también los alumnos y los padres tienen que aceptar deportivamente, que alguno de aquellos, a criterio del profesor y del claustro (estamentos deportivos) no aprueben o superen la asignatura de futbol. El decidir que alumno suspende, en ningún caso debe ser una decisión gratuita y poco meditada o razonada. Estoy seguro que es muy delicada de comunicar y como todas las decisiones, puede ser calificada como errónea en ocasiones. Pero de lo que estoy seguro es que nunca tienen intencionalidad de desconsideración, desprecio, intolerancia e insensibilidad hacia el suspendido, aunque estos se sientan dolidos y decepcionados por no haber superado después de tanto esfuerzo, la asignatura del futbol.
Por tanto, se encuentra muchos parámetros coincidentes como para aceptar al futbol, ese opio del último siglo, simplemente como una asignatura extraescolar, no obligatoria, no exenta de esfuerzo, ilusión y decepción, en la que hay que relativizar tanto el posible fracaso escolar de nuestros hijos como el suspenso final”.


Un saludo y nos vemos……….

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