martes, 14 de septiembre de 2010

La grandeza del futbol 7

¿Á que juego?
Esta es la pregunta que muchas veces me planteo a la hora de afrontar un partido. Llevamos dos jornadas de liga y la sensación que me han dado los dos equipos contrarios es que aquí lo único que vale es la victoria.
Yo también quiero la victoria, pero por medio de la formación y el compromiso de todos los que formamos el equipo. Nos hemos topado con la jugada típica de conseguir el gol a toda costa. Sí,  esa misma jugada que en el CD La Unidad tenemos prohibido realizar  a los chicos, el grandioso saque directo de centro del campo. Los papas quieren ganar a costa de que otros jugadores no jueguen. Los equipos estan formados por los mejores jugadores de la categoria en cada club, por eso es necesario el dividir a los amigitos de toda la vida. Aquí o vales o no vales.
Grandiosa frase para los chavales.
En Marbella los balones estaban flojos, hablamos con el árbitro y el equipo contrario y nos llevaron la contraria, claro, todo su juego se basaba en el balonazo y tente tieso. No ves una jugada elaborada, un saque de esquina ensayado o incluso el mismo saque de banda, que casi todos los chicos los realizan mal no es corregido por el entrenador. En esta segunda jornada el jugador nº 12 de la UD San Pedro, todo lo que cogía a balón parado lo lanzó directo a portería con la aprobacion del entrenador, daba igual la distancia, como objetivo el gol.
Incluso nosotros mismo, entrenadores y padres,  evaluamos el partido, (en el caso de Marbella), que lo dejamos escapar por los cambios. Prefiero no convocar a jugadores antes de que vayan convocados y no utilizarlos, os recuerdo que si alguien denuncia este hecho, (que un jugador no haya participado más de 10 minutos en un partido), se le puede dar el mismo por perdido. Esta norma está establecida para todo el futbol 7.
Hablando con los míster de los demás equipos, es cuando te tienes que venir a tras, te comentan que su forma de pensar es la de formar, que su forma de entrenar está basada en la enseñanza, que todos sus jugadores juegan un mínimo de 20 minutos por partido. Con perdón de la parroquia dudo de todos ellos, me he paseado por muchos campos y el miedo a perder los partidos se lo he visto al noventa por ciento de los entrenadores.
En este mundillo solo vale la victoria, el único que consigue el premio es el jugador más destacado, el convocado es el buen jugador, da igual que si falta a un entrenamiento o esté lesionado.
En esto días he vivido otra de las grandezas de mi forma de ver el futbol.  Un chico que por mi saber futbolístico le he comunicado que con nosotros no puede jugar, que entrenará, pero los partidos los jugará con el Benjamín A. Aquí la gran emoción y alegría que viví el viernes, jugó de delantero centro, marcó, provocó dos penaltis y ante todo su mamá me dice que a su hijo, de este equipo no lo mueva.
Gracias a los padres de Pablo Hermoso por respetar la sabiduría futbolística del Míster, y sobre todo por mirar que lo más importante que hay en el deporte infantil es su fin: PASARLO BIEN.

                                           Un saludito y nos vemos………………………………

1 comentario:

Antonio García dijo...

Reflexión interesante y que quisiera compartir con todos los seguidores de tu blog.

DECISIONES INFANTILES
Las decisiones son algo presente en la vida de todas las personas, de hecho, la vida es un cúmulo de decisiones de todo tipo y sujetas a cualquier aspecto. Las personas somos la suma de las experiencias y las decisiones, cuanto más avanzamos en la vida, en la mayoría de casos más sabemos qué decisión adoptar. Por ello, es importante que las decisiones infantiles se inicien desde pronta edad (se entiende que hablamos de decisiones cotidianas) y que los padres no controlemos todo aquello que rodea a los hijos con el propósito de protegerles al máximo.
Las decisiones infantiles son muy beneficiosas y se asocian a conceptos como la responsabilidad y la comprensión, gracias a ellas los niños maduran y crecen intelectualmente. Un niño que decide suele ser más responsable y organizado, además se esfuerza mucho más en hacer lo correcto cuando sabe que sus padres confían en él. Obviamente, los niños pequeños no están preparados y los padres debemos ayudarles a tomar esas decisiones encaminándoles hacia las más correctas y acertadas. En las decisiones infantiles los padres podemos proporcionar toda la información sobre las opciones existentes y las consecuencias que se derivarán, pero al final, quien debe tomar la decisión será el niño.

Es interesante que los padres desechen la idea de que los niños no pueden tomar decisiones, seguramente, dando la oportunidad a los niños podremos darnos cuenta de que sí pueden decidir, aunque como hemos dicho, facilitando el camino. Depositando confianza en el criterio infantil y en las decisiones infantiles se logra que los pequeños adquieran una imagen positiva de sí mismos con mayor autoestima y sintiéndose más queridos y valorados.
Cuando se pretende controlar todo lo que gira en torno a los niños y se les dice continuamente qué es lo que tienen que hacer, sin permitirles que se equivoquen, no se desarrollan psicológicamente e intelectualmente como lo harían otros niños que sí deciden sobre la ropa que les gusta, lo que prefieren hacer o lo que les gusta ver. Recordemos que aunque se equivoquen, no pasa absolutamente nada y en cambio aprenden una gran lección que es parte de su educación.
Del mismo modo que las personas mayores cometen errores y cuando se dan cuenta intentan rectificarlos, los niños hacen lo mismo, tomar una decisión errónea les ayuda a aprender a rectificar y por tanto a madurar, en un futuro los problemas cotidianos los resolverán con mucha más facilidad. Otro aspecto interesante a tener en cuenta es la implicación de todos los miembros de la familia en una decisión, comentar con los hijos una decisión sobre dónde iremos de vacaciones, qué televisión vamos a comprar, etc., les enseña qué valores y criterios se adoptan y ellos terminan trasladándolos a sus decisiones. Existen muchos modos de fomentar las decisiones infantiles y es respondiendo a sus cuestiones con una pregunta cuya respuesta está implicada en la misma pregunta, es como decir blanco y en botella ¿qué es?, él decide y contesta.
Por último quisiera destacar que frente a las decisiones infantiles y los errores o equivocaciones que se produzcan, los padres deben interpretar que son lecciones aprendidas y nunca se les debe recriminar, ellos se dan cuenta de sus errores y no es bueno reprender la equivocación, recordemos que en el aprendizaje es fundamental la equivocación. Un buen jugador de ajedrez debe perder miles de partidas para llegar a ser un campeón. Por el contrario, cuando un niño acierta en su decisión es bueno reconocerlo y mostrarle que valoramos su acierto, los padres debemos ser su soporte siempre, tanto en los aciertos como en los errores.

¡Un fuerte abrazo!, Antonio García.